Categoría: Guerra Fría

Rusia, un país que querrás conocer

Rusia, el país más grande del mundo , ocupa una décima parte de toda la tierra de la Tierra. Se extiende por 11 zonas horarias en dos continentes (Europa y Asia) y tiene costas en tres océanos (Atlántico, Pacífico y Ártico).

El paisaje ruso varía desde el desierto hasta la costa helada, desde las altas montañas hasta las marismas gigantes. Gran parte de Rusia está formada por llanuras onduladas y sin árboles llamadas estepas. Siberia, que ocupa las tres cuartas partes de Rusia, está dominada por extensos bosques de pinos llamados taigas.

Rusia tiene unos 100.000 ríos, incluidos algunos de los más largos y poderosos del mundo. También tiene muchos lagos, incluidos los dos más grandes de Europa: Ladoga y Onega. El lago Baikal en Siberia contiene más agua que cualquier otro lago de la Tierra.

Hay alrededor de 120 grupos étnicos en Rusia que hablan más de cien idiomas. Aproximadamente el 80 por ciento de los rusos remontan su ascendencia a los eslavos que se establecieron en el país hace 1.500 años. Otros grupos importantes incluyen a los tártaros, que vinieron con los invasores mongoles, y los ucranianos.

Rusia es conocida en todo el mundo por sus pensadores y artistas, incluidos escritores como Leo Tolstoy y Fyodor Dostoevsky, compositores como Pyotr Ilyich Tchaikovsky y bailarines de ballet como Rudolf Nureyev.

A pesar de lo grande que es Rusia, no sorprende que albergue una gran cantidad de ecosistemas y especies. Sus bosques, estepas y tundras proporcionan hábitat para muchos animales raros, incluidos osos negros asiáticos, leopardos de las nieves , osos polares y pequeños mamíferos parecidos a conejos llamados pikas.

Los primeros parques nacionales de Rusia se establecieron en el siglo XIX, pero décadas de contaminación no regulada han pasado factura a muchos de los lugares salvajes del país. Actualmente, alrededor del uno por ciento de la superficie terrestre de Rusia está protegida en reservas, conocidas como zapovedniks.

La especie animal más famosa de Rusia es el tigre siberiano , el gato más grande del mundo. Indígenas de los bosques del este de Rusia, estos gigantes en peligro de extinción pueden medir 3 metros de largo, sin incluir la cola, y pesar hasta 300 kilogramos.

La historia de Rusia como democracia es corta. La primera elección del país, en 1917, fue rápidamente revertida por los bolcheviques, y no fue hasta la elección de Boris Yeltsin en 1991 que la democracia se afianzó.

Rusia es una federación de 86 repúblicas, provincias, territorios y distritos, todos controlados por el gobierno de Moscú. El jefe de estado es un presidente elegido por el pueblo. La economía se basa en una gran oferta de recursos naturales, que incluyen petróleo, carbón, mineral de hierro, oro y aluminio.

Con dos submarinos nucleares a cuesta

Una de las herencias más peligrosas y desconocidas de la Guerra Fría son los centenares de submarinos nucleares soviéticos que quedaron abandonados a su suerte en remotas bahías del Ártico. Ante el peligro medioambiental que suponen en un ecosistema tan frágil, en 2002, los países del G8 decidieron tomar medidas para evacuar estos enormes fósiles radiactivos y desguazarlos de forma segura.

Este ambicioso proyecto, que hasta la fecha ya ha recuperado más de 200 naves, nos permite disfrutar de imágenes tan espectaculares como las que dejó la evacuación simultánea de dos submarinos de la clase Víctor III que estaban fondeados en la Península de Kamchatka.

En verano de 2009, la compañía holandesa Dockwise, especializada en transportes marítimos especiales, recibió un encargo sin precedentes: reflotar y transportar simultáneamente dos enormes submarinos nucleares de ataque de la clase Víctor III (nº 282 y nº 300) de la Flota del Pacífico, que llevaban años varados en una base de Kamchatka.

Para llevar a cabo esta colosal operación de ingeniería, encargada por el Departamento de Asuntos Exteriores canadiense y la Armada de Rusia, Dockwise optó por utilizar el Transshelf, uno de los 20 buques semi-sumergibles que opera la compañía. Este navío cuenta con 173 metros de eslora, una cubierta de carga de 5.100 m² y una capacidad de desplazamiento de 46.379 toneladas.

A las dificultades técnicas que conlleva manipular y transportar en alta mar una carga de tan especiales características (cada uno de esos submarinos tiene un longitud de 106 metros y pesa más de 6.200 toneladas), se le vio añadida la necesidad de tomar estrictas medidas de seguridad para evitar cualquier tipo de radiación.

El 29 de Junio, el Transshelf llegó a la bahía de Avacha (Авачинская бухта), cerca de la ciudad de Petropávlosk (Петропавловск), para iniciar todos los preparativos previos al reflote de los submarinos; como la colocación de travesaños de madera y la soldadura de grandes soportes metálicos para mantener estables los submarinos sobre la cubierta del buque.

El 30 de Junio se inició la operación de remolcado y reflote de los submarinos, con la ayuda de varios remolcadores de la Armada Rusa:

Con la cubierta del Transshelf ya sumergida, ambos submarinos fueron poco a poco ubicados en posición con la ayuda de los ya mencionados remolcadores, varias grúas y un entramado de sogas y sujeciones:

Una vez situados los submarinos, la cubierta del Transshelf fue emergiendo lentamente; operación que se prolongó durante más de 12 horas:

Finalmente, antes de iniciar la travesía de 1.350 millas náuticas hasta los astilleros militares Zvezda (Звезда), situados en la ciudad de acceso cerrado (por su base naval) Bolshoy Kamen (Большой камень), la tripulación del Transshelf trabajó durante 5 días en la instalación de todas las sujeciones metálicas necesarias para mantener ambos submarinos estables:

Tras una travesía de 7 días, el Transshelf llegó a puerto el 12 de Julio de 2009 y liberó su carga tras sumergir de nuevo su cubierta a 22 metros de profundidad.

Entre todas las fuentes consultadas, debo destacar el artículo que la compañía Dockwise dedicó a la operación y esta galería de fotos de en Picasa.

A grandes problemas… bombas atómicas

Viendo como pasan los días y la marea negra del golfo de México no hace más que crecer, sin que nadie sepa como detener el flujo de crudo que emana desde las profundidades, me he acordado de la solución soviética apuntada hace unos días en la prensa rusa: detonar una bomba atómica.

Aunque pueda parecer una salvajada, la URSS utilizó en 5 ocasiones este método para acabar con fugas de hidrocarburos que no había sido posible detener mediante métodos convencionales.

Pero esta no fue la única aplicación sui géneris que la Unión Soviética dio a la energía nuclear. Desde 1965 se llevaron a cabo en su territorio otras 119 explosiones nucleares con fines pacíficos tan variados como la minería, la prospección de nuevos yacimientos petrolíferos o la creación de presas y canales.

Ensayo nuclear en el Atolón de Mururoa, Polinesia Francesa    

Paralelamente a la carrera armamentística iniciada por las dos superpotencias de la Guerra Fría tras el desarrollo de la bomba atómica (Estados Unidos en 1945 y la Unión Soviética en 1949), ambos países iniciaron programas para utilizar explosiones nucleares con fines más pacíficos. Los Estados Unidos fueron los primeros en trabajar en esa dirección, iniciando el programa conocido como “Operación Plowshare” en 1961, seguidos por la URSS en 1965 con el que ha venido a llamarse programa de “Explosiones Nucleares para el desarrollo de la Economía Nacional”.

A diferencia del campo militar, en el que ambas potencias mantuvieron un intenso ritmo de trabajo para refinar las aplicaciones más malévolas de la energía atómica, en el campo civil la cosa fue bien distinta: mientras que el programa estadounidense acabaría limitándose a 27 explosiones de carácter casi exclusivamente experimental, el programa soviético sería mucho más ambicioso, llegando a realizar 124 explosiones hasta el año 1988, siendo la gran mayoría de ellas de carácter práctico y llevadas a cabo fuera de los polígonos dedicados a acoger pruebas nucleares.

Primera explosión del programa nuclear civil soviético en Chagan, Kazajstán, en 1965 

La totalidad de estas 124 explosiones nucleares fueron subterráneas y supusieron aproximadamente el 22% del total de pruebas nucleares realizadas por la Unión Soviética.

En el siguiente mapa, podemos ver una distribución esquemática por regiones de las pruebas nucleares llevadas a cabo por la URSS con fines civiles:

Mapa de las explosiones nucleares de la URSS con fines civiles

Como ya he comentado anteriormente, los objetivos de estas explosiones fueron bien variados:

  • – Prospección de nuevos yacimientos de hidrocarburos.
  • – Intensificar la producción de gas y petróleo de explotaciones ya activas.
  • – Apertura o ampliación de minas para la extracción de carbón y metales.
  • – Creación de presas y canales para el almacenamiento y conducción de agua.
  • – Creación de depósitos subterráneos para el almacenamiento de gas o residuos tóxicos.
  • – Extinción de fugas de hidrocarburos.
  • – Entre otros.

En el caso de la extinción de fugas de hidrocarburos, la primera y quizás más espectacular explosión fue la llevada a cabo el 30 de Septiembre de 1966 en el pozo de extracción de gas de “Urta-Bulak” (Урта-Булак), situado en la provincia de “Bujaro-Jivinskoy” (Бухаро-Хивинской), que concentra el 72% de las reservas de gas de Uzbekistán.

A raíz de un accidente ocurrido en 1963, en dicho pozo se originó una gran fuga de gas que emanaba a gran presión llegando a 70 metros de altura. Para evitar contaminar toda la región con los gases emanados, se decidió prender fuego al escape. Pero, desgraciadamente, no hubo forma de apagar la colosal llamarada provocada.

Después de que el incendio se prolongara durante 1.064 días de forma interrumpida y de intentarlo extinguir mediante todos los medios imaginables (incluyendo el uso de artillería), se decidió recurrir a una explosión nuclear. Para la operación fue necesario excavar un pozo contiguo de 1.500 metros de profundidad, al fondo del cual fue colocada una bomba atómica de 30 kilotones. Esta medida, aparentemente desesperada, acabaría saldándose con un éxito sin precedentes.

De las 124 explosiones mencionadas, según los datos oficiales sólo se registraron accidentes que provocaron un exceso de radiación no previsto en 3 de ellas. De las 5 bombas utilizadas para acabar con escapes de hidrocarburos, sólo se fracasó en una ocasión, en 1972 en la región de Járkov (Харьковская область), en que no se pudo obturar una “fuente de gas” parecida a la de “Urta-Bulak”.

Esperemos que el vertido que actualmente está asolando el golfo de México pueda ser liquidado con métodos más modernos y sofisticados; pero, de no ser posible, siempre quedará la opción de recurrir a un buen pepinazo.

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